Se atribuye al
jurisconsulto inglés Sir Edward Coke ( 1552- 1634 ) el dicho “ Mi casa es mi
castillo”; afirmación referida a la inviolabilidad del domicilio. De ello se
deduce que cada cual es el “ rey o señor” de su casa o morada y, por tanto,
decide a quién le facilita o le deniega el acceso.
Si el
domicilio- espacio físico- es inviolable, mucho más lo es el inmaterial que
alberga las capacidades superiores que dignifican al ser humano;
esas que le permiten desarrollarse en su integridad mediante el ejercicio
volitivo, libre y responsable.
El relativismo
imperante manipula conciencias, impone sus dictados, y pretende que se pierdan
las referencias que ennoblecen a las personas y a la sociedad en su conjunto. El
nihilismo va, sin pausa ni descanso, subvirtiendo los valores más preciados,
socavando los cimientos del castillo interior y trocando rey por
vasallo.
Desde lo alto
de las almenas hay que estar vigilantes, levantar el puente, cerrar el paso a
sus voceros y defender el castillo. Vayan descubiertos o
embozados, no crece la hierba donde pisan sus caballos.
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