martes, 20 de junio de 2017

TOLERANCIA

El DRAE define la tolerancia como “ Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”. Tal definición lleva implícito el respeto a las personas que piensan o actúan de modo diferente a uno mismo; pero la tolerancia, como dijo Thomas Mann, “ es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad”. La afirmación de Mann, aun cuando no es necesario recurrir a la misma, lleva a la conclusión de que no todas las ideas, acciones o personas que las promueven o ejecutan merecen la aceptación, el respeto o ni siquiera la indiferencia.

Hay límites que no deben sobrepasarse, y cuando se saltan las líneas rojas establecidas en orden al bien común y la convivencia pacífica, conculcando los valores democráticos o menospreciándolos, hay que levantar la voz y hacer frente a tales manejos torticeros. La tolerancia y el respeto deben ser recíprocos, y no reclamarlos a una parte cuando la otra es incapaz de concederlos.

La tolerancia es una virtud, una forma civilizada y educada de conducirse en la vida y, por tanto, un principio loable y una aspiración permanente. Sus valores deberían ser inculcados desde la niñez en la familia y reforzados en la etapa educacional. El eslogan podría ser: “ Respeta y trata a los demás como a tí te gustaría ser respetado  y tratado”. Aunque es una palabra en boga, oída por doquier, continúa siendo una asignatura pendiente, tanto aquí como en gran parte del orbe. Al final podrá ocurrir lo de “ entre todos la mataron, y ella sola se murió”. Se impone un reciclaje para aprender su correcta aplicación y llevarla a la práctica.

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