jueves, 1 de junio de 2017

DECLARACIÓN TESTIFICAL DE RAJOY: ESPECTÁCULO ASEGURADO.

Se observan diferentes varas de medir en algunas actuaciones judiciales, según el color político del investigado o testigo que anda en juego. El caso más reciente, y ahora de actualidad, es que la declaración como testigo del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se haga personalmente en sede judicial y no a través de video-

conferencia, al contrario de lo sucedido en otras ocasiones  con personas y personalidades diferentes. Se pontifica sobre la igualdad de todos ante la Ley, pero el tratamiento que se da difiere en ciertas ocasiones según la predisposición ideológica o timorata de quienes instruyen o juzgan.

No es  fácil la tarea judicial, pero lo menos que se puede exigir es que se guarden las formas en señal de imparcialidad y se trate a todos por igual. En lo que respecta a los casos de corrupción se observa un celo y escrupulosidad especial, a veces rayando en una situación humillante y discriminatoria para el afectado. Igual ocurre con ciertos medios de comunicación, que olvidan la ética, exigible en cualquier Estado democrático, si se trata de  miembros del Partido Popular, único blanco de sus ataques. Ejemplos de ello abundan, y no es cuestión de relacionarlos.

Es cierto que el Partido Popular ha sido torpe al afrontar los desmanes de algunos de sus componentes, y que no ha sabido explicar suficientemente las medidas correctoras que ha impulsado. Máxime cuando sabe que sus adversarios lo consideran como un enemigo a destruir. Además, cuando ha querido reaccionar lo ha hecho tarde y mal.

“ En el  pecado lleva la penitencia”. Sus inquisidores son inmisericordes e hipócritas; se ceban en el mal ajeno y se niegan a admitir la ciénaga propia.

El tribunal que ha exigido la comparecencia personal de Rajoy ha dicho que lo hará como un ciudadano y no como presidente del Gobierno, y que ello no afecta a su seguridad personal. ¿ Acaso  los que en ocasiones anteriores declararon por video- conferencia no eran ciudadanos ? De su seguridad personal se encargarán los encargados de su custodia, pero se ha servido en bandeja el innecesario y mortificante espectáculo que se montará en los accesos a la Audiencia Nacional.

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