martes, 13 de junio de 2017

UNIDAD CONTRA LA TRAICIÓN Y LA DESLEALTAD.


Por encima de las corrupciones y de los intereses partidistas debe primar la unidad nacional. Es imprescindible que los partidos llamados constitucionalistas hagan un frente común sincero, creíble y exteriorizado en contra de la secesión que pretenden los independentistas catalanes. Si para ello tienen que comparecer conjuntamente ante la ciudadanía y pronunciarse, ya están tardando. La unidad de acción contra la traición y la deslealtad, respaldando sin tibiezas las medidas procedentes contra el desafío y la provocación separatistas, no admite términos medios ni equidistancias. De no hacerlo así, en defensa de la legalidad y la unidad de España, cometerían una felonía de consecuencias nefastas, y el juicio de la historia no será condescendiente si hacen dejación de sus responsabilidades.

Los separatistas evidencian una paranoia respecto a lo español que no se cura con palabras o buenos deseos, así como tampoco con concesiones privilegiadas. El argumento empleado de que no pueden saltarse la legalidad les trae al pario, dada su ofuscación irredenta. Tampoco hace falta que Puigdemont comparezca en el Parlamento español para explicar su proyecto, por ser sobradamente conocido; máxime cuando pretende echar su perorata sin admitir réplicas.

De Antonio Machado fue el lamento: “ Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Pues bien, ahora es la anti-España representada en este caso por el secesionismo catalán y por los que se posicionan a favor del mismo o se mueven con ambigüedades, los que pretenden descuartizarla y congelar los sentimientos patrios. En legítima defensa mejor es hibernarlos. A ver si de este modo aprenden que los sentimientos tienen unos límites infranqueables.

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