O se está a favor de la unidad de España y de la legalidad, o se está en contra. No caben términos medios, equidistancias ni ambigüedades al respecto, como tampoco silencios. Los que más se movilizan son los sediciosos, demostrando con ello la pericia y mala fe con las que han ido sembrando durante años los cimientos separatistas sectarios.
Aunque hacen mucho ruido, y buscan la visualización internacional del movimiento de masas, para aunar apoyos y simpatías, no reconociendo su rebeldía contra el orden constitucional, lo cierto es que están solos. Por muchos que sean los que se manifiesten en las calles, son una pequeña parte respecto al resto del pueblo español. La soberanía nacional reside en el conjunto de éste, y no en una porción del mismo.
Incapaces de reconocer su desvarío emocional e ilegal, tachan de fascistas y franquistas a quienes les contradicen y desmontan sus argumentos falaces, cuando resulta que Franco privilegió con industrias e infraestructuras a Cataluña, al igual que al país vasco, en detrimento de las otras regiones ¡ Menudo aval para esos sediciosos, que han fracturado la sociedad catalana con sus imposiciones totalitarias !
En su paroxismo victimista y cobarde utilizan y manipulan a niños, y no dudarán en emplearlos como “ escudos humanos” para que las Fuerzas de Seguridad se contengan ante las posibles alteraciones graves del orden público y traten de restablecer la legalidad conculcada. El que haya padres que lo consientan, demuestra la clase de calaña que participa y teledirige el “ procés “.
De lo que ocurra el 1-O y con posterioridad( ya se han dado actos sediciosos, coacciones y desmanes ) los responsables serán quienes los impulsen y ejecuten. Dése por hecho que si se produce alguna desgracia o inevitable carga policial, intentarán culpabilizar al “ Estado represor “ y al Gobierno de la Nación.
El Ejecutivo y los partidos constitucionalistas no pueden defraudar a la inmensa mayoría que siente la españolidad, aboga por la convivencia pacífica y defiende la legalidad constitucional.
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