El poder del Gobierno se
ejerce a través de las personas concretas que lo conforman, que actúan bajo el
mandato del Presidente Sánchez, según le viene a éste en gana o cree oportuno,
siendo el que dice la última palabra. De cara al público se intenta aparentar
unidad, pero de puertas adentro tienen sus discrepancias, notándose las
influencias ideológicas de Iglesias. Pocos ministros dan la talla y salen
relativamente bien parados ante la opinión
pública.
El poder, como medio para conseguir un fin
pernicioso, es maquiavélico. Si, además , se utiliza para invadir, ocupar,
chantajear y doblegar todos los ámbitos de la vida político-social, los
mediáticos y los que atañen a lo que es exclusivamente privado,
deviene en totalitario,
convirtiendo la democracia en una ficción, en la que la libertad es cercenada.
Sólo tiene palabrería falsa y demagógica, de relativa venta fácil, para ocultar
su pésima gestión y embaucar a los incautos, que cada vez son menos. Se sostiene
por el número ingente de estómagos agradecidos y por los apoyos, siempre bien
recompensados, de separatistas y filoetarras, al igual que por el apéndice
gangrenoso de Podemos, que Pedro Sánchez eligió como socio preferente, no
queriéndolo extirpar mientras la infección no ponga en peligro su cabeza de
cirujano-jefe.
El cogobierno social-comunista de España
sigue en bastantes aspectos la estela bolivariana. Valga como ejemplo último la
proposición de Ley para modificar el sistema de elección parlamentaria de los
miembros del CGPJ, que le permitiría elegir entre sus afines ideológicos e
influir en ellos para el nombramiento a su favor de los los altos cargos
judiciales, lo que afectaría negativamente a la independencia judicial. El
escándalo sería de tal calado, inconcebible en una democracia, que ha
sorprendido desagradablemente e inquietado en la Unión Europea, en las
Asociaciones de Magistrados, así como en fiscales y abogados.
El pueblo venezolano nunca pensó que el
chavismo les llevaría a la tiranía y a la miseria en las que se encuentra,
habiéndonos advertido reiteradamente de que nos ocurriría lo mismo, si Pablo
Iglesias y sus conmilitones nos impusieran el régimen opresor de Chávez, seguido
con el de Maduro. Advertimos estamos.
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