La mirada a los ojos es un modo de comunicación
interpersonal no verbal, que expresa distintos sentimientos y sensaciones. A
través de ella se manifiesta alegría o tristeza, admiración o reproche, sorpresa
negativa o agradable, complicidad o rechazo, indiferencia o asentimiento, así
como un montón de percepciones más al entrecruzar las miradas. El tímido y el
discreto suele agachar o apartar la vista ante la mirada de un desconocido, el
atrevido e insensato la dirige con descaro e insolencia, y el que es por
costumbre despistado y apresurado va a su aire sin reparar en los
demás.
En cualquier caso, la mirada debe ser selectiva y
dirigirla preferentemente hacia los conocidos con los que te unen lazos
estrechos, de amistad y empatía mutua. Hay que procurar también que los ojos
brillen y muestren afecto hacia las personas desvalidas, enfermas o impedidas,
cualquiera que sea su edad y aunque no las conozcas, con la seguridad que esas
miradas siempre serán bien recibidas y les reconfortará. Y por supuesto hay que
observar, admirar y cuidar las maravillas de la naturaleza.
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