Parecía que las aguas transcurrían tranquilas en
el Manzanares, pero la marejadilla en su fondo no se vislumbró hasta que salió a
flote a causa del imprevisto y anticipado anuncio de Isabel Díaz Ayuso,
presidenta de la Comunidad madrileña, de presentar su candidatura para presidir
el PP de dicha Comunidad en su próximo congreso regional, que piensa adelantar.
De momento, según se dice en los mentideros, en Génova no estaban por dicha
labor, pues no querían el adelanto y, al parecer, se inclinaban por el alcalde
de Madrid, José Luis Díaz-Almeida, para la citada candidatura. Isabel tiene su
buena parte de razón cuando aduce que lo normal es que recaigan ambos cargos, la
presidencia autonómica y la territorial del partido, en la misma persona, como
así sucede en otras autonomías en las que gobierna el PP; pero se cuestiona-
unos a favor y otros en contra- la oportunidad temprana de su anuncio, sin
esperar a que se convoque oficialmente el congreso regional, en el que todos los
afiliados madrileños tienen derecho a presentar su candidatura y a pronunciarse
sobre la que es su favorita.
De momento, Diaz- Almeida, se ha desmarcado de la
polémica desatada, diciendo que está harto de la misma, que cada cosa a su
tiempo y que está ocupado con los problemas que interesan a los madrileños.
Casado le resta importancia al asunto, aunque todo indica que le preocupa y
quiere apagar el fuego, sin decantarse públicamente por ningún futuro candidato,
ya que lo decidirán los militantes con su voto y en su momento, señalando que
está dedicado a cosas más importantes, cuales son la unidad y el avance del
partido y alcanzar la presidencia del Gobierno para conducir la Nación por el
buen camino.
El caso es que a raíz de este vodevil hubo
declaraciones y palabras desafortunadas entre figuras notables del PP madrileño
y el nacional, como las entabladas entre Esperanza Aguirre y Teodoro García
Ejea, a las que los medios de comunicación han dedicado grandes espacios y
titulares para regocijo de los adversarios del PP, así como para incredulidad
y estupor en gran parte de su militancia y en los barones periféricos. El
pensamiento de los “ peperos “, más o menos generalizado, debe ser
aproximadamente del siguiente tenor : ¡ Con lo bien que iban las cosas!; ¡ A ver
si ahora se tuercen !; ¡ Vaya charco en el que nos han metido ! Desean y
necesitan ver y saber que es una tormenta pasajera, sin pedrisco que dañe el
fruto codiciado. El tiempo dirá.
No se sabe a ciencia cierta lo que subyace tras
este enredo, aunque circula la versión, al parecer filtrada desde Génova, de que
se maquinó entre los “ fontaneros “ de Díaz Ayuso con el fin de acrecentar su
gran prestigio y popularidad, para que si Casado no alcanzara la presidencia del
Gobierno tras la próximas generales o los buenos y ascendentes resultados que le
auguran las encuestas, optar ella a sustituirle al frente del PP nacional. ¡
Váyase a saber ! Los entresijos internos de los partidos políticos se visten
con “ burka “, escondiendo al común lo que hay debajo.
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