PREVENCIÓN ANTE LA LEY DE MEMORIA DEMOCRÁTICA

  

 

 

Ya no se miran los bajos del coche,

 

ni al caminar se vuelve la vista atrás.

 

ETA ya no existe, dijo ayer alguien en el Parlamento.

 

Pero sus fieles perros ocupan escaños,

 

imponen su relato sectario sobre

 

el franquismo, desde 1936 a 2083.

 

Es la cantinela de las alimañas y camada,

 

que no respetaron al tumba de Miguel Ángel Blanco

 

tras su secuestro, cautiverio y asesinato.

 

Ahora toca acatar la Memoria Democrática,

 

en mala hora pergeñada y aprobada,

 

la que, entre sus puntos, condena el Alzamiento Nacional,

 

declara ilegal el Régimen de Franco,

 

los juicios durante el mismo,

 

reclamando el resarcimiento debido.

 

Veremos lo que dice su letra pequeña.

 

Franco murió en 1975.

 

Tras su óbito los procuradores franquistas

 

se hicieron el “ harakiri”. El nuevo Régimen de 1978

 

nos trajo la reconciliación y la Democracia.

 

Pero el Caudillo, vencedor de la fratricida guerra civil,

 

es la “ muleta “ recurrente para tapar los desmanes

 

y la ingobernabilidad de la II República,

 

la que hizo inevitable la contienda entablada.

 

Los gerifaltes vencidos huyeron al extranjero,

 

dejando en la estacada a sus soldados.

 

Hay que saber cuándo entrará en vigor la Memoria Democrática,

 

para evitar sanciones por decir lo que pensamos.

 

Mientras tanto, por si acaso, guardemos para el interior las posibles añoranzas franquistas.

 

Que el Oriamendi y el Cara al Sol se canten en la mente y en la soledad.

 

Que no osen derribar la Cruz y demás esculturas sacras del Valle de los Caídos,

 

que algunos han dicho que hay que dinamitar.

 

La reacción en contra no se haría de esperar.

 

“ Quien siembra vientos, recoge tempestades “.

 

Basta de provocaciones humillantes. Lo que sobran

 

son políticas rencorosas y de baja estofa. La gente 

necesita trabajo, pan, justicia y libertad.