“Es sumisa, dócil, pacífica y nada coquetona. El color azul de sus ojos cautiva a la gente. No repara en la admiración que despierta, ni siquiera se autocomplace de su beldad ante el espejo; tan sólo agradece en su interior los elogios que le dirigen, no sintiéndose acosada por ello.
Ama la tranquilidad y la compañía amiga. En la peluquería se deja hacer, guardando silencio ante los cotilleos que se producen a su alrededor. Cuando hay estruendos en la calle o llueve con mayor o menor intensidad prefiere quedarse en casa, salvo que tenga necesidad de salir, siempre acompañada, por determinadas urgencias.
La ciclogénesis que sufrimos la soporta resignadamente y con disgusto, esperando que finalice para poder pasear y gozar del buen tiempo. Cuando ello suceda, te pondré el collar y daremos largos paseos, querida “ Luna “. Este es el nombre de la perra que camina a diario conmigo. “
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