PP y VOX hicieron uniones de
connivencia,
para ver quién sacaba mejor tajada.
La “ derechita “ y la “ derechona “
compartieron mesa, mantel y cama.
Pese a no haber intercambio de
anillos,
hubo compromisos de recíproca
lealtad.
Los recelos pronto surgieron.
Se produjeron ataques verbales,
descalificaciones y desaires.
Pese a ello, siguió el concubinato.
Los dos tenían, o creían tener, su parte de
razón.
“ La derechona “ amenazó a la “ derechita cobarde “,
de que si aceptaba y tragaba con los MENA
ilegales,
se retiraba de los gobiernos autonómicos,
regentados en coalición.
La “ derechita “ recogió el guante,
no aceptó la extorsión,
materializándose en horas el abandono voxista
de la compartida gestión.
Pedro Sánchez dijo que no sabía quién ganaba o
perdía.
Pero que para él fue una inmensa
alegría.
El futuro deparará lo que acontezca.
Como no estamos para adivinanzas,
finalizamos con el dicho: “ Colorín,
colorado,
este cuento se ha acabado “.
Rota la cuerda, es inútil cualquier
controversia.
Procede contener los desahogos y mantener la
paciencia.
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