Incendiario- bombero,
prendes el fuego, que quieres
apagar.
Tras calcinar los pilares de la
democracia,
anuncias ahora, a bombo y platillo, quererla
regenerar.
Las medidas esbozadas contra los
desmarques
de tu línea oficial, atacan la línea de flotación
de la libertad informativa y de
expresión.
Las exposiciones en los medios, que no te
agradan
o cuestionan tu gestión, son falsedades y
bulos
achacables a la derecha: ¡ tu obsesiva fijación
!
La espada de Damocles, aviso a navegantes,
estará empuñada, amenazante, contra
los
que no se apliquen a tus planes u
osen
tratar de aspectos cuestionables de tus
familiares.
Habrá, ya los hay, quienes naden y guarden la
ropa,
o se protejan con la autocensura.
Otros seguirán desafiando el peligro,
haciendo gala de su honesta
profesionalidad.
Corresponde a los jueces valorar, y en su caso
sancionar,
cuando hay supuestos de falsedades, injurias,
calumnias,
o de intromisiones ilegítimas en la dignidad e intimidad.
No debe el Ejecutivo arrogarse dicha
facultad.
Los pirómanos se extasían al ver sus
incendios.
Piensan que su “ obra de arte “ supera la
genialidad.
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