Verde por fuera y roja por dentro, la sandía
es.
Fruta veraniega refrescante.
Contiene mucha agua. Fría ha de
estar,
para comerla en el estío a placer.
Por su redondez y resbaladiza piel
es complicado llevarla a mano
o sobre el descubierto hombro.
Cuando más gorda, mayor engorro.
Preferirle llevarla en bolsa o
carro.
Si te la regalan en mitad del campo
cuando paseas sin trasportín y
descamisado,
y te queda un buen rato por andar,
procede dar las gracias y no aceptarla,
excusándote con creíble pretexto.
Harto de llevarla con incomodidad,
te desharías de ella, arrojándola en cualquier
lugar,
y acordándote del buen labriego que,
en mala hora, te quiso obsequiar
con la sandía más grande de su
melonar.
Lo escrito ocurrió, recordándolo en la canícula del verano,
al ver suculentas sandías en el supermercado
cercano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario