Ante los secuestros con exigencias para el rescate hay que deslindar lo que impulsa al corazón y lo que dicta la razón, máxime si aquellas van dirigidas a un gobierno.
Es un dilema difícil de resolver pues en principio los sentimientos se inclinan por la salvaguarda de la vida, en contraposición al cerebral dictado de no ceder a las pretensiones de los secuestradores. Es una contingencia largamente debatida ante la que hay que tener, diseñada y preparada de antemano, la respuesta; sabiendo que acceder al chantaje estimula la actividad criminal, engorda las finanzas de los individuos u organizaciones a ello dedicadas, marca precedentes y futuros objetivos fáciles sobre los que centrarse. Si además de contraprestación económica, se cede a exigencias de tipo político o canje de “presos”, ampliamente se recompensa el “desiderátum” delictivo e invita a su imitación y/o repetición.
Son humanamente comprensibles las peticiones familiares y del círculo próximo en afectos personales, en conseguir la pronta liberación y qué decir respecto a las víctimas directas del secuestro. Bastantes de estos se resuelven, sin repercusión, cuando está en mano de parientes o próximos el hacerlo sin mayores involucraciones y mucho menos oficiales. Pero cuando se está ante una organización criminal, especialmente terrorista, y recae la resolución sobre los hombros de uno o más gobiernos, la papeleta es diferente. En estos casos, por doloroso que sea a nivel humano, debería prevalecer la no cesión y el intento de conseguir la liberación por otros medios, bien sean diplomáticos, de inteligencia, tipo comando o similar, incluidas presiones y tretas que hagan falta, aún sabiendo que el feliz desenlace nunca está garantizado pese a la teórica bien planificada operación de rescate .Hay que asumir riesgos, incluso impopularidad si hay desaciertos imprevistos; es ingrata tarea que corresponde a quien gobierna, el cual no debe transigir con el chantaje.
. Dicho esto, ¡feliz retorno a casa!, miembros de la ONG "Acció Solidariá" secuestrados en Mauritania; un ruego-recapatización a todas para que guarden la prudencia requerida en su solidaria labor y un emocionado recuerdo para tant@s misioner@s que han ofrecido y desprendidamente siguen donando su vida en pro de los más necesitados en los más inhóspitos y peligrosos alejados rincones del mundo.
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