El título del simposio "España contra Cataluña", celebrado en Barcelona, ya anunciaba las preconcebidas conclusiones de los historiadores participantes en el mismo, quienes prescindiendo del rigor científico y la objetividad han pretendido dar categoría histórica a lo que las mentes independentistas del nacionalismo catalán, fanáticas y sectarias, se empecinan en sostener faltando a la verdad. La falacia está servida, como continuación a la desfachatez engañosa y vil de los eslóganes " Cataluña no es España" y " España nos roba".
Coincidiendo con lo anterior, se ha dado a conocer el texto, que la Generalidad de Cataluña quiere someter a ilegal referéndum en Noviembre del próximo año, con la doble pregunta de si se quiere que Cataluña sea un Estado, y, en caso afirmativo, si se quiere que sea independiente.
Y es que la enfermiza obsesión por tergiversar la historia y separarse de España, que tienen éstos secesionistas, echa por los suelos el tradicional "seny" que ha caracterizado al pueblo catalán; sólo preservado por los catalanes que, a fuer de serlo, se proclaman también españoles.
El sentimiento nacionalista, en su exacerbación ha devenido en paranoia y victimismo infundado. Es como el freudiano niño que muerde el pecho de la madre-en este caso España- que le amamantó. Durante años se han tolerado los caprichos de la rebelde criatura, y esta se ha crecido.
Es hora de atemperarle. Si persiste en la rebeldía, y no hay visos de que ceda, las recetas para el tratamiento están legalmente reguladas. Es cuestión de valorar cuál es la procedente en cada momento, y determinación para administrarle el medicamento correspondiente. Llegado el caso, está disponible el " atemperil" 155 de la Constitución.
Parece que los doctores Rajoy y Rubalcaba, esta vez han coincidido en el diagnóstico, a tenor del parte médico. Ante posibles virulencias, que no se divida el equipo facultativo y coincidan en la medicina a aplicar. En otras dolencias pueden discrepar.
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