jueves, 20 de marzo de 2014

SOTA DE BASTOS PARA MAS.

 

Es posible que sorprenda en principio el protagonismo que está teniendo el Ministro de Asuntos Exteriores, García Margallo, dentro de España para contrarrestar la ofensiva secesionista catalana, por el riesgo de que sus intervenciones puedan trasladar el equívoco de que se está ante un conflicto entre dos naciones, cuando sólo hay una nación, la española, de la que forma parte Cataluña pese a las ensoñaciones independentistas, ni más contencioso que el que éstos han desencadenado con sus locas pretensiones.

La acción del Ministerio que encabeza está dirigida primordialmente, como su propia denominación indica, a las relaciones diplomáticas con otros países y, tal como está haciendo respecto a las aspiraciones separatistas de Artur Mas y compañía, a informar a otras naciones y organismos internacionales, directamente y a través de nuestras delegaciones en el extranjero, de la inconsistencia jurídica e histórica del descabellado plan secesionista.

Corresponde la respuesta interna para neutralizarlo, integral y coordinada, al conjunto del Gobierno y en especial, en la actual fase del desafío soberanista catalán, a su Presidencia, a los Ministerios de Hacienda y de Administraciones Públicas y al del Interior; y al de Cultura para desmontar la falsificación histórica falaz con la que se ha hecho y se hace adoctrinamiento impulsado por la Generalitat de Cataluña.

Expuesto todo lo anterior, dado que el plan secesionista es tozudamente persistente, como los hechos y las declaraciones de sus impulsores lo evidencian- ya sea por la intención de realizar la consulta ilegal, de declarar unilateralmente la independencia o llevando a cabo diversas medidas de presión alternativas dirigidas a tal fin- es deseable y está justificado que el Ejecutivo despliegue progresivamente el potencial de recursos a su alcance y las actividades ministeriales adecuadas para desbaratarlo.

La Justicia y la Ley, sin interpretaciones interesadas o torticeras, deben aplicarse en defensa del Estado y la unidad nacional. El tiempo de las advertencias dialécticas está a punto de caducar y, a la postre, Mas y sus conspicuos cofrades están haciendo méritos para que se les enseñe la sota de bastos y beban su purga en Soto del Real.

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