domingo, 31 de mayo de 2015

PITADAS Y CARCOMA.

No por esperada- estaba anunciada y planificada por la anti España como en ocasiones anteriores- ha sido menor la indignación al escuchar la sonora pitada, procedente de las aficiones de los equipos contendientes en el barcelonés Camp Nou, cuando Su Majestad Felipe VI hizo acto de presencia en el palco de autoridades y sonaron los acordes el Himno Nacional. La final de la Copa del Rey se disputaba entre el Athletic de Bilbao y el FC Barcelona. Tamaño escarnio fue más que suficiente para cambiar de canal e ir en busca de otro, cuya programación no ofreciera un espectáculo bochornoso e incivilizado; pero al no emitirse en esas horas ningún documental de " El mundo salvaje de los animales", apagamos el televisor. Por repugnante que sea la furia de una jauría humana como la descrita, no hay que esconder la cabeza, trivializarla, justificarla al amparo de la libertad de expresión( se ha hecho desde la pusilánime cobardía, sectores llamados progresistas y la extrema izquierda ahora envalentonada- Carmena, Colau, Podemos, Compromís...), ni presentarla como un modo más de reclamar la independencia. Son rechazables las indiferencias, complacencias, instigaciones y pretextos. El respeto al Jefe del Estado, a las Instituciones, a los símbolos de la Nación y al ordenamiento legal son intrínsecos a las sociedades verdaderamente democráticas. Pero aquí, en el solar patrio, predomina la predisposición a la ley del embudo, y bastantes parecen empeñados en reeditar el revivir cainita y la fractura social. Las pitadas en el Campo Nou son sólo un síntoma de la locura suicida, desgarradora e iconoclasta que nos corroe. La carcoma campa a sus anchas.

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