domingo, 5 de abril de 2020

HARTAZGO

Hay hartazgo. No por el confinamiento en sí, que es necesario para evitar las propagación del covid-19 y los subsiguientes contagios, sino por otros motivos, que sin ser graves como la enfermedad, fomentan el desespero, la irritación y la desconfianza.

Hartazgo porque en las comparecencias diarias del Comité de Seguimiento del Coronavirus, los políticos no dan la talla exigida, yéndose por las ramas y a menudo pasándose la pelota de unos a otros. Salvo los datos estadísticos sobre contagiados, ingresos hospitalarios, defunciones y altas, no aportan nada sustancial. Las preguntas de los periodistas, efectuadas previamente por escrito y a distancia, pasan por un filtro, contestándose con generalidades ajenas a las cuestiones planteadas y yéndose por los cerros de Úbeda.Los altos mandos de la Policía, Guardia Civil y Defensa relatan detalles sobre las misiones que vienen realizando; teniéndose la impresión de que el Gobierno los utiliza como escudo protector por el prestigio y estima que la ciudadanía tiene de ellos.

Hartazgo porque la mayor parte de los medios se pasan todo el día tratando del coronavirus, venga o no a cuento, sin que algunos de los comunicadores entonen el “ mea culpa “ por haberle restado importancia antes de las manifestaciones del 8-M. Esta falta de autocrítica es extensible también al Gobierno, que reaccionó tarde, mal y a remolque de las circunstancias, sin prever lo que se avecinaba y las necesidades de toda clase que iban a presentarse. Para colmo del cinismo e incompetencia, ahora dice que no repara en medios para combatir la pandemia y sus derivaciones económicas, cuando no ha sido capaz  de proveer de material de autoprotección sanitaria en su tiempo. En suma: no quiso ver ni gestionar esta crisis con la diligencia debida.

La prórroga del Estado de Alarma y otras más que se decretarán es cosa que el común ve necesarias e intuía, habiendo interiorizado que es posible que se prolonguen hasta Junio. En fin, procuraremos resistir, aunque por el camino han caído muchos y otros caerán. A los que sobrevivan les tocará pasar el largo calvario de la recuperación económica.

Lo importante es vivir. Si desde el aislamiento domiciliario seguimos y vivimos la Semana de Pasión, acompañando a Jesús hasta el Gólgota, nuestra cruz será más llevadera y seremos más piadosos con los fallos humanos. Dios no se harta de perdonar.

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