miércoles, 16 de diciembre de 2020

EL JAMÓN

  

 
 
 
¡ Vaya engorro si por Navidad
 
te regalan un jamón,
 
y no sabes cómo cortarlo !
 
En busca de establecimiento que lo haga,
 
lonchée y envase al vacío,
 
cargas con la aviolinada pata.
 
Andas de un lugar a otro
 
con su molesta pesadez,
 
esquivando las miradas que malpiensan:
 
¿ de dónde lo habrá sacado ?
 
En los grandes supermercados te dicen
 
que sólo lo hacen con los que tienen en venta,
 
aduciendo que así lo establece Sanidad,
 
aunque tú barruntas que es política de empresa.
 
Recorres el barrio con el jamón a cuestas,
 
cambiándolo de mano o llevándolo en brazos,
 
pues él no anda con un solo pie.
 
Por fin encuentras una carnicería
 
que presta tal servicio,
 
pero el precio por hacerlo vale
 
casi tanto como el apéndice porquino. 
 
Aceptas pagar lo que sea,
 
por aliviar tus quebraderos de cabeza
 
y relajar los brazos cansinos.
 
Te dice la dependienta
 
que apuntado quedas en la cola:
 
son muchos los encargos iguales
 
y que vuelvas pasados los Reyes.
 
Conforme, contestas, no importa no tenerlo antes.
 
Liberado sales del local. Allí quedò aparcado.
 
De regreso a casa vas repitiendo:
 
¡ Vaya con el fastidioso regalo,
 
que al menos no salga malo !

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