Las principales ciudades han decorado con luces mil sus calles y plazas céntricas con motivo de las próximas Navidades, anticipándose incluso a las fechas de otros años para el encendido engalanado de las mismas. Las imágenes hablan por si solas: muchedumbres apretujadas deambulan y se paran para contemplar las adornadas iluminaciones llamativas, sin reparar en el riesgo de contagio vírico que ello comporta y sus posteriores consecuencias para la salud pública. Con el doble pretexto de que la gente compre en los comercios y disfrute con el espectáculo luminoso se incurre en una contradicción: por una parte se recomienda salir de casa solamente para lo que sea necesario, obligado y saludable, observando las restricciones dictadas para cada cada caso y enclave, y por otra parte se alienta indirectamente para que se vea el embellecimiento navideño, sirviendo de reclamo para estimular las compras.
Punto de encuentro en el que confluyen opiniones y reflexiones con el afán de aportar un granito de arena al bien de España, de su unidad y lengua universal, la fraternal concordia, recuperar valores ya en el olvido y reivindicar las raíces cristianas de Occidente. Para ello es preciso tomar postura, aspirar a ser un actualizado CRUZADO cuyas armas sean la palabra, la pluma y ejemplar ciudadanía.
martes, 1 de diciembre de 2020
ILUMINACIONES NAVIDEÑAS
Hay que comprar lo que haga falta para las
próximas fiestas y los posibles regalos, cumpliendo las medidas higiénicas, de
distancia y con la mascarilla puesta. Lo
habitual se puede adquirir también en cualquier momento de apertura al público,
guardando las mismas precauciones para la salud. Las aglomeraciones que se
producen en torno a los alumbrados o caminando debajo de los mismos son un
riesgo innecesario para la transmisión de los contagios. Se ha pronosticado que
podrá haber una tercera ola por haber bajado la guardia en un exceso de
confianza.
Nada pasará si las cercanas Navidades no son como
en los años anteriores, siempre que abramos el corazón a la llegada del
Niño-Dios. En vez de fastos terrenales, preparémonos a recibir su sonrisa tierna
y dulce. En el firmamento luce la estrella que nos guía a Belén.
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