¿ Quién provoca a quién ? Ejercer las libertades
y derechos conforme a la legalidad, sin cortapisas ni acciones que los impidan o
coarten, no es una provocación, sino el ejercicio legítimo de los mismos. Así,
por ejemplo , no se incurre en provocación cuando se defiende el derecho a la
vida y la objeción de conciencia cuando se atenta contra ellas, se denuncia el
relativismo en boga, se exterioriza el amor a la Patria y a sus símbolos, se
reclama el derecho de los padres para elegir la clase de educación para sus
hijos y el centro docente, así como a la participación política y otros derechos
más, cuando tales exigencias y expresiones se hacen de forma pacífica y en orden
al bien común. Todo ello es inherente a la libertad de las personas.
Los que se sienten hipócritamente provocados son
los intolerantes del pensamiento único, partidarios feroces de la imposición, la
manipulación, el adoctrinamiento sectario y la intoxicación. Los tenemos aquí:
en el comunismo-populista, sus compañeros de viaje por interés coyuntural del
socialismo “ sanchista “, en los secesionistas, así como en los medios y
comentaristas que les son afines. Son los que reparten las credenciales de quién
es o no demócrata, otorgándosela a sí mismo y negándosela a sus críticos y
discrepantes ideológicos.
Tales ofendidos por la provocación inexistente,
se comportan con arrogancia y desfachatez, son proclives a la mentira y creen
estar en posesión absoluta de la verdad. Cualquier posicionamiento contrario al
suyo lo califican de fascista, siendo ésta la muletilla diaria puesta en moda.
Si fuera cierto, que no lo es, habría que ponerse a temblar. ¡ Más de media
España sería “ facha “! Debemos estar en Babia, pues no se
nota.
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