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Es tan de actualidad la guerra en Libia que no podemos sustraernos a algunas consideraciones, pese a la proliferación de noticias sobre la misma. Es un tema, como el de todas las guerras, complicado, confuso, controvertido y lleno de opiniones contradictorias. Todos nos permitimos opinar cuando tantas incógnitas y extrañezas hay en torno a la misma, cuando los que de verdad pueden saber callan o dicen lo que les conviene. Por algo dijo en 1917 Hiram Johnson, congresista demócrata estadounidense, que “ La primera víctima de la guerra es la verdad”; posiblemente por la desinformación e intoxicación que los bandos contendientes llevan a cabo, en la paralela guerra psicológica, intentando “ arrimar cada uno el ascua a su sardina”,
Contando con lo anterior, qué es lo que percibimos las personas molientes y corrientes ante tan dispares noticias publicadas.Veamos si somos capaces de resumirlas aplicando el sentido común:
Falta de criterio uniforme y de unanimidad en la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, cuyo contenido se presta a diversas interpretaciones.
Improvisación en el diseño del operativo bélico, con los eufemismos con que lo quieran disfrazar.
Falta de precisión y divergencias sobre el alcance, límites y finalidad de la misión; como sobre en quién debe recaer la dirección y liderazgo.
Descoordinación sobre las posturas y aspiraciones de los diversos países que se han sumado a la coalición, con posteriores reticencias y rectificaciones.
¿ Se quiere o no eliminar a Gadafi? Si se pretende podrían haberlo hecho desde el principio, incluso con un operativo encubierto, sin los riesgos, coste de vidas humanas y menor gasto económico. Si no es ese el propósito, tal vez “sea peor el remedio que la enfermedad”, pues la represión contra los rebeldes puede ir a mayores.
Las operaciones desde mar y aire( estas, en principio, de exclusión aérea) pueden inutilizar puntos estratégicos vitales y medios sofisticados de ataque y defensa( carros de combate, artillería antiaérea, depósitos armamentísticos, vías de comunicación, etc..), pero no garantizan la no producción de “efectos colaterales” sobre la población civil. Para defenderla y ayudar a los rebeldes es necesario echar pié en tierra , combatir junto a estos y no parece, de momento, que esa sea la intención y pocos países,a no ser musulmanes, asumirían el desgaste de recibir soldados dentro de féretros.
Hay divergencia de intereses nacionales entre los diversos países más o menos comprometidos, incluso entre los que se sumarían o claramente se abstienen u oponen.
La OTAN ¿ cómo respira?. Tiene demasiadas voces, muchos intereses y requiere unanimidad en sus decisiones. Por añadido, Italia exige que dirija la operación o retira la autorización para que la coalición use sus bases.
Como se ve hay muchas cosas que los ciudadanos de a pie no vemos claro en nuestra ignorancia; tal vez tenga que ser así para garantizar el buen fin de la acción bélica emprendida y estemos equivocados. Lo único que tenemos claro es que los militares se limitan a cumplir, lo mejor que pueden, las órdenes de sus respectivos gobiernos. El nuestro, presidido por Zapatero, se ha decantando por la clara intervención armada,abjurando del pacifismo,¿ será su oportunidad para hacer méritos y frenar su previsible paso al ostracismo, por aquello” de perdidos, al río?”. Tuvo sobrados apoyos ayer en el Parlamento,algunos con reticencias; ¿ serían por convicción o por el “ qué pensarán o dirán?
La verdad es que nada sabemos y por lo menos, ya que estamos metidos en el lío, que sea para bien.
Luego, cual fuera el resultado final, se planteará la reconstrucción.¿A cargo de quién y cómo?. Tal vez los intereses por el gas y petróleo tengan algo que decir sobre ella y por el coste de la guerra.
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