El especial “nacional catolicismo” de ciertos sectores del clero catalán viene de años, con periodos de mayor o menor virulencia . Los claros oscuros de la última carta pastoral,”Al servicio de nuestro pueblo””, por sus incursiones en el campo de la permanente reivindicación de la “identidad catalana”( esgrimida por los nacionalistas y consabidas exigencias derivadas de ella), no parecen oportunas. Pero, en fin, Pastores tiene la Iglesia y no va a ser una simple y a veces descarriada oveja del rebaño la que diga cómo conducirlo.
Sigue sin rumbo la Universidad Complutense de
Madrid, aunque parece bien marcado por su rector y algunos “docentes” en su complicidad y pasividad con los sacrílegos actos, sobradamente conocidos, perpetrados en recintos sagrados del “campus” y ofensivas pintadas en sus paredes. ¡ Vaya ejemplo de tolerancia, respeto y educación que se imparte!. Ufano, sigue el rector sin dimitir y, ante claro delito público, manifiesta negligencia y retraso en quienes tienen la obligación de perseguirlo de oficio. Cabe el consuelo cristiano por la misa de desagravio, celebrada ayer en dicha Universidad (Somosaguas) con la asistencia de numerosos estudiantes. Preocupantes son las repetidas profanaciones y hostilidad contra Dios, la Iglesia y símbolos cristianos. O se cortan de raíz o no sabemos en lo que pueden desembocar; el perdón y la paciencia pueden tener un límite para algunos.
A esta ola anti cristiana, no solo en España en cuanto a Europa se refiere, ha tratado de poner freno y cordura el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con su sentencia a favor de la presencia del Crucifijo en las aulas de los colegios públicos italianos, a petición paterna de los escolares. Esperemos que ZP, tan repentinamente reconvertido a belicista en defensa de los derechos humanos conculcados por Gadafi, preste atención a la sentencia en favor del Crucifijo, auténtico símbolo de amor, paz y sacrificio por la humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario