Quienes por simple amistad o sin ella, han gustado de hacer favores, interceder por otros en sus justas y legítimas aspiraciones, mediar para aliviar necesidades, sin esperar, pedir o recibir nada a cambio, quedaban más que pagados si la gestión prosperaba. La íntima satisfacción por haber hecho algo en favor de otra persona era la mejor recompensa.
La crisis que nos azota y el galopante paro , siendo un empleo la petición más generalizada, condicionan que resulten infructuosas cuantas gestiones se hacen para que el necesitado logre una ocupación que satisfaga sus elementales necesidades; con lo que quien pide ayuda queda defraudado y desesperanzado ante repetidas puertas cerradas, y a quien pidió auxilio le embarga cierta amargura y desasosiego por no haber podido, a su pesar, complacerle.
Conocida es la picaresca que se mueve en torno a "profesionales" de bajas laborales y otros enredos fraudulentos. No nos referimos a este tipo de sujetos, si no a personas de bien y honradas que, por circunstancias ajenas a su voluntad, no encuentran su primer empleo o lo han perdido por cierre de empresas o reducción de plantillas.
Mientras esto sucede vemos al Gobierno, en sus últimos estertores, repartiendo subvenciones y librando otras partidas, que suman millones, para causas nada urgentes ni prioritarias y a menudo pintorescas y extravagantes, cuya finalidad clientelar es patente y de incomprensible utilidad salvo para los bolsillos amigos. Si no se publicaran tales generosos dispendios en el Boletín Oficial del Estado, sería para no creerlo. Entonces, una vez más surge la pregunta ¿En qué país y en manos de quienes estamos? ¿Por qué no destinan esos dineros para crear puestos de trabajo o evitar que se pierdan, o a otras necesidades urgentes y prioritarias?. Da la impresión que, ante las encuestas desfavorables para el PSOE, aplican lo de "detrás mi el diluvio" o " quien venga detrás que arree.
Despilfarro hasta el final, escándalo tras escándalo y no pasa nada. Se irán de rositas, salvo malévolos imprevistos de última hora, y con el riñón cubierto. Quien venga, posiblemente el PP si las encuestas se corresponden con la voluntad popular el 20-N, tendrá que darle la vuelta al calcetín.
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