VETADA LA BANDERA DE ESPAÑA EN UNA IGLESIA DE BARCELONA

 

Aún guardamos en la memoria y en la vista las bellas estampas  de la peregrinación a Madrid del Papa, Benedicto XVI, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Banderas de diversos países y lógicamente las de España y del Vaticano, enarboladas por peregrinos, inundaron Madrid y otras ciudades españolas, como en los actos centrales religiosos y durante la celebración de la Eucaristía en  templos abiertos que por techo tenían el  firmamento.

Hemos visto féretros, guardando en su interior los cuerpos de nuestros Caídos en el cumplimiento del deber al servicio de España, cubiertos por la Bandera Nacional durante la celebración de la Santa Misa en sufragio de sus almas.

Hemos visto la negativa de clérigos nacionalistas vascos a que la Bandera Española cubriera el féretro en demasiados templos de las Vascongadas.

Hemos visto y leído mucho sobre cerriles posturas nacionalistas anti España y contra sus símbolos.

Hemos escuchado en muchas iglesias los 12 de Octubre, durante la celebración de la misa de la Virgen del Pilar, fervorosos cánticos de jotas aragonesas y vistas izadas, cerca del altar, la Bandera Nacional y la de Aragón; por eso sorprende la noticia que se transcribe:

“Esa es la desagradable situación que vivió este miércoles Carmen Leal, profesora de Lengua y Literatura española. Como cada mañana del 12 de octubre, esta señora de 75 años acudió a la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar de Barcelona (C/ Casanova, 175) a la Misa del Pilar, la llamada ‘misa baturra’, que acostumbra a contar con una gran afluencia de feligreses por las rondallas y las jotas que se cantan y bailan durante la ceremonia.

Según cuenta Carmen a LA VOZ LIBRE, tiene la tradición de acudir a esta eucaristía con una bandera de España “plegada al cuerpo y sin hacer alardes”. Esta vez no fue una excepción, y, como cada año, durante su recorrido hasta la iglesia recibió abucheos y gritos de ‘facha’ o ‘franquista’, pero también algunos aplausos.

Sin embargo, la novedad en esta ocasión tuvo lugar en el interior de la iglesia. Comenzada la eucaristía y sentada en una de las últimas filas, un señor que Carmen identifica como algún miembro de la organización se dirige a ella:

- Señora, usted no puede estar en la Iglesia con esa bandera

- ¿Por qué? ¿Quien lo dice?

- Son órdenes del Obispo

- ¿Quiere decir que me echa de la iglesia?

- No, yo no le echo a usted, sino a la bandera.

En ese momento, Carmen, según confiesa, sorprendida e impotente, abandona la parroquia, haciéndole saber antes a ese señor que se encargaría de que lo que acababa de vivir se hiciera público. “Mi fe y mi educación me impidieron montar un escándalo y por eso me fui sin más. Después, de camino a casa se me saltaban las lágrimas de la impotencia”, señala.

“Estaba preparada para recibir insultos por la calle, pero no para que me echaran de la iglesia. Como soy católica, no fanática, no impongo mis creencias ni valores a nadie, me he llevado un disgusto morrocotudo. Parece ser que la bandera española es un escándalo y una provocación”, añade Carmen Leal, que nunca olvidará el episodio vivido este 12 de octubre.”

La Voz de Barcelona.com recoge la misma noticia y entre los comentarios, para todos los gustos, hay uno del vicario de la mentada parroquia en el que trata de justificar la prohibición, trascribiéndose lo esencial del mismo:

“La parroquia del Pilar no prohíbe el uso de la bandera española, lo que prohíbe es el uso de cualquier bandera en los actos religiosos del día del Pilar. Y lo hace, desafortunadamente, por las disputas y controversias que otros años se ha tenido tanto con las enseñas de España, como de Aragón o de Cataluña. Decidimos que un acto religioso debe estar preservado de disputas políticas y prohibimos TODAS LAS BANDERAS…….. Quien quiera identificarnos con nacionalistas lo hace por puro desconocimiento y mala fe”

Las excusas del vicario parecen escudarse en lo “de muerto el perro se acabó la rabia”; pero aquí estamos ante cosas más serias y profundas que atentan contra la libertad ejercida pacíficamente, contra el respeto a los símbolos constitucionales compatibles con la Fe y con la tradición en el modo de festejar religiosamente la festividad de la Virgen del Pilar. Es misión de los responsables de la parroquia, para evitar disputas y controversias donde las haya, el orientar y aleccionar a sus fieles, para que se festeje con alegría, devoción y respeto a los símbolos constitucionales que cada cual quiera o no portar. Si se pretende, con celo pastoral, no resulta difícil la aquiescencia de los creyentes. El pretexto del vicario recuerda a los de algunos ayuntamientos nacionalistas que con tal de no poner la Bandera Nacional no ponen ninguna.

Dice el vicario que no son nacionalistas, y no hay por qué no creerle e incluso reconocerle el derecho a querer a España y todas sus regiones, incluida Cataluña, sin las connotaciones excluyentes y disgregadoras al uso político nacionalista. Pero no se puede ignorar el desprecio y odio hacia lo español que, desde hace años, se ha incubado desde un sector del clero nacionalista en Cataluña y las Vascongadas. Quienes así actúan anteponen  el “hecho diferencial nacionalista” a la catolicidad y fraternidad predicada por la Iglesia de la que son pastores, no ejemplares a la vista de los hechos. 

Hace años quedó acuñada la frase un tanto generalizadora, pero con parte de fundamento, de“ETA nació en las sacristías”. Sobrados son los desvaríos de ciertos pastores nacional-separatistas que no llegan a distinguir los lobos de los corderos ni el mandato de apacentar por igual a las ovejas. En común tienen su desprecio hacia todo lo que pueda identificar España, bien sea lengua, símbolos o instituciones. Superada la confesionalidad del Estado, practican el “nazionalismo” terruño. Como para exclamar: “¡éramos pocos y parió la abuela!”