viernes, 8 de febrero de 2013

“ QUE SE VAYAN “.

 

Recientemente, la formación pro etarra BILDU exigió, en su tónica habitual, la retirada del País Vasco del Ejército, Guardia Civil y Policía Nacional, como si se tratasen de fuerzas de ocupación en una colonia sometida por un país extranjero llamado España. Días después, la Consejera de Seguridad del País Vasco pidió el repliegue de la Guardia Civil y la Policía ante la inactividad de ETA y posible final.

El país vasco forma parte de España, es España, y no vamos a perder el tiempo en desmontar las falacias y mitos en contra. Al alcance de cualquiera está la Historia de España y la contribución de los vascos a la construcción de la nación española y a lo que fue un Imperio envidiado y codiciado por tantas naciones.

Que sigan los nacionalistas, más o menos radicales, emperrados en su delirio, heredado de aquel desquiciado xenófobo llamado Sabino Arana, cuyos textos y proclamas por la “ raza superior “ bien hubieran podido servir de inspiración al acomplejado Hitler, quien, en su locura por la superioridad y pureza de la “raza aria”, llevó a los hornos crematorios a millones de seres.

Los terroristas etarras, hijos “díscolos” del PNV, que tantas veces cerró los ojos, creó complicidades y “recogió las nueces” de aquellos que “sacudían el árbol” (Arzallus dixit), practicaron otro tipo de exterminio, bajo la capa de “ lucha política” contra el Estado opresor, a base del tiro en la nuca, el coche bomba, la extorsión y el secuestro. A través del terror consiguieron la eliminación física de cerca de un millar, que no eran de los suyos; a muchos miles más los redujeron por el miedo al silencio o al exilio.

No consiguieron acallar a todos y allí siguen más de un puñado de valientes, en territorio hostil y contra viento y marea, resistiendo y haciendo frente con la palabra y el escrito al separatismo. Soportan con indignación, compartida por la inmensa mayoría de los españoles, el ver a matones y voceros de los asesinos en las Instituciones y, engallados, bravuconear en las calles o yendo de potes; pero los héroes resistentes no agachan la vista al cruzarse con ellos, ni cuando los tienen enfrente sentados en poltronas de la ignominia.

Conviene recordar ciertas cosas para que no queden relativizadas u olvidadas por las diarias noticias sobre la crisis económica, el paro, las crecientes penurias y el diluvio de corrupciones. Éstas, más tarde o temprano, se podrán superar y corregir; pero la Unidad de España y la presencia del Estado en todo el territorio nacional no puede estar sujeta a vaivenes temporales ni a extemporáneos delirios.

Fuerzas Armadas, Policía Nacional y Guardia Civil son instrumentos del Estado y ningún territorio tienen vetado en el ejercicio de sus funciones. A los sucesivos gobiernos de la Nación les incumbe garantizar que ello se cumpla y poner coto a los nacionalismos disgregadores fomentados por representantes del Estado en algunas CC.AA.

Lo dicho por BILDU y más edulcorado por la Consejera de Seguridad del Gobierno Vasco, no deja de ser el cansino “Que se vayan” tantas veces coreado por los independentistas, con o sin capucha. La respuesta debiera ser: “ Ni se van, ni se irán".

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