Ser el número uno en unas oposiciones es el resultado de haber obtenido la mejor puntuación en las pruebas, refleja un dominio de los conocimientos puestos a examen, en los que, a veces, interviene el factor suerte cuando no todos los temas están sabidos y trillados por igual. Aunque represente un éxito meritorio, no garantiza su continuidad en el trascurso de la carrera profesional y que en el largo ejercicio de ésta se actúe con la solvencia y responsabilidad que cabría esperar. El defraudar las expectativas de futuro se da con cierta frecuencia.
Esto es lo que parece haber ocurrido con el juez Elpidio Silva, al que se está juzgando por prevaricación. Al margen del resultado de la sentencia y el de los eventuales recursos que se puedan interponer, tanto si fuera condenado como absuelto, y de algunas peripecias poco ortodoxas y extrañas que ha protagonizado en el pasado, según se ha señalado a través de los medios, resulta patética la imagen que está transmitiendo en la vista oral. La renuncia, que fue desestimada, al abogado que le defiende, compartida por éste, por falta de confianza en él y sin haber objetivado en qué se basa, tiene todos los visos de una táctica fraudulenta para dilatar la celebración del juicio. Consiguiendo posteriormente la suspensión mientras se resuelve el incidente de recusación que ha promovido contra dos miembros del Tribunal.
Si, además, se tiene en cuenta que quiere optar a ser elegido parlamentario europeo en las próximas elecciones, por parte del Movimiento Red que preside- con independencia de prácticas un tanto raras para obtener la financiación necesaria-, cabe sospechar que, con la dilación del juicio, pretende conseguir el aforamiento en caso de ser elegido europarlamentario.
En fin, todo un esperpento y espectáculo televisado a cargo del juez Silva- fuera y dentro de la sala juzgadora- que abochorna a la propia judicatura y da motivos para pensar si este hombre está en sus perfectos cabales. No sólo hace falta superar unas oposiciones y obtener plaza. Algún otra prueba de aptitud psico-emocional debería practicarse de no estarse haciendo, y después reconducir o cortar a tiempo cualquier anomalía que influya negativamente en la función jurisdiccional.
Lo expuesto, por supuesto, no sirve de exculpación a Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid, imputado por el fraude multimillonario en la venta de las preferentes del que fue instructor el juez Silva. También el Tribunal que juzgue a Blesa se pronunciará en su momento; pero la opinión pública, en especial los afectados, ya lo tiene catalogado como delincuente de cuello blanco y de altos vuelos.
Una de las reformas previstas y secularmente pendiente, es la revisión síquica de los jueces, y lo que se discute es el tema del control psiquiátrico si sería por anualidades o quinquenios, órgano encargado, o en su caso previa denuncia, etc. está bastante avanzado el proyecto.
ResponderEliminarMuchos opositores no niego que sean inteligentísimos, pero como sucede con Notarios, Registradores, etc. es decir cuerpos de élite, tras la brillante oposición algunos pierden el sentido común, y se les va la pinza totalmente, como es el caso del ínclito Elpidio.