La decisión mayoritaria del Congreso de los Diputados, de anteayer, en la que se rechazó la propuesta del Parlamento de Cataluña de que el Gobierno delegara al de la Comunidad catalana la facultad de convocar un referéndum en la misma, para que los votantes allí censados se pronunciaran sobre la eventual independencia de tal Comunidad española, no ha deparado sorpresas.
No obstante, tampoco ha servido, como también era previsible, para alejar y paralizar las pretensiones secesionistas- de las que la ilegal consulta programada obedece a un paso más del diseño separatista-, sino que, pese a la rotundidad del no, los separatistas proseguirán en su empeño. Así lo explicaron en sus intervenciones, y lo ha ratificado Artur Mas al decir: " No hay un punto final, sólo punto y aparte. Sólo se perdió la transferencia del referéndum".
La sesión celebrada al efecto, que se sabía que no iba a prosperar, responde esencialmente a las intenciones de los directores de la orquesta independentista: amplificar internacionalmente la partitura, reclutar más adeptos a su causa y recibir más privilegios y concesiones. El fin último es la independencia. Ellos quieren administrar los procedimientos y tiempos. Saben que nada tienen que perder mientras no corten el cordón umbilical que les une a España, y esperan que en caso de tijeretazo no llegue la sangre al río.
Pese al no de las Cortes, vendrán los enjuagues, bajo la cobertura de diálogo, para que el desafío de Más y cohorte reciban más. No se han cortado a tiempo las veleidades separatistas, ni los adoctrinamientos falsarios en contra de la historia y la realidad de España, llegándose a lo que era fácil de prever y se dejó crecer por diversos gobiernos. En esas estamos. Ante el escenario del punto y aparte del que nada bueno cabe esperar.
Cansado estoy de ver como la debilidad de las instituciones del Estado, permiten una y otra vez, a lo largo de nuestra historia los vaivenes separatistas en algunas partes de nuestra patria.
ResponderEliminarEl debate en el congreso única medida hasta hoy, frente al avance independentista en Cataluña, con una fecha para la consulta y posterior declaración de independencia. La argumentación de los denominados Constitucionalistas, es que la constitución no lo permite, me imagino que en los despachos, el terror por ser conscientes que debido a las políticas de consentimiento y de dejación por parte de los diferentes gobiernos nacionales, son conscientes de que si se celebrara la consulta el resultado sería desastroso porque es evidente que ganaría el “Si”.
Gracias a nuestro complejo sobre nuestro concepto de “España”, hemos cultivado que cada territorio autónomo haga de la cultura y de la educación su apología, hemos permitido que en ciertas partes de España, no se pueda estudiar en español, se persiga lo que huele a español, e incluso por rotular en un negocio en español, se permite que existan sanciones por parte de la administración autonómica correspondiente. Y lo más grave hemos permitido que no se de con claridad en las aulas, lo que es “España”, lo que es su “historia”, sus “logros”, su “cultura”, su “grandeza”, con todo lo que ello ha acontecido, y claro ahora el resultado son generaciones de adolescentes que creen que efectivamente España les roba, que España no tiene nada que ver con ellos.
Y por si faltaba algún ingrediente más, el principal partido de la oposición aprovecha el debate para plantear un “Estado Federal”, con lo que ello significa en nuestra forma de entender esto, y que sería al final, la desintegración de España como Nación, pues claro es que no se vería como un formato de otros países como Alemania o Estados Unidos, que por encima de todo y sin complejos son “Alemanes” o “Americanos”. Espero que el Gobierno finalmente, de un paso adelante sin complejos, y frene de una vez con los medios a su alcance, esta locura y que diseñe un plan de recuperación del sentir español, a través de la educación que es la forma de ganar esta guerra a la locura independentista.
Felicidades por el artículo.