Si no fuera por el malicioso y sectario trasfondo de algunos gestos que están prodigando ciertos mandamases de la nueva casta populista de la izquierda radical, que ha alcanzado importantes parcelas de poder, sería para estar divirtiéndose a diario con los " numeritos" que vienen montando, y servirían para una jocosa serie de cámara oculta dedicada a bromas. Pero no; van en serio con su "cocina deconstruída" a base de ponzoña y mala bilis- perdón por usar la licencia metafórica con tu arte innovador e ingenio culinarios, Ferrán Adriá-. Su sabor es amargo, la presentación resulta esperpéntica en ocasiones, y muchos de los " chefs" y " maitres" son advenedizos prepotentes que desprecian las buenas costumbres que rigen en la restauración.
Ahora toca rematar la faena, en virtud de la rencorosa "Ley de la Memoria Histórica" del "buenista" unilateral Rodríguez Zapatero, con el callejero; quitando del mismo los nombres que tuvieron o se les supone relación con el franquismo. Habrá que ver con cuáles los reemplazan, aunque ya hay antecedentes próximos en rótulos y estatuas de que algunos de los ya sustituidos en mor de dicha Ley tuvieron pasado canalla, estuvieron al servicio del bolchevismo o fueron/son anodinos en el menos peor de los casos.
La lista de espera en Madrid ha trascendido. En ella aparecen " peligrosos" franquistas de las artes y las letras como Dalí, Muñoz Seca, Pemán, Foxá,...; abarcando, bajo dicho estigma, nombres de otras ramas del saber y oficios, al igual que efemérides y diversos reconocimientos tachados de " facciosos". Hasta Santiago Bernabéu y Manolete figuran en la lista. La vorágine revanchista se ha extendido como la pólvora a otros ayuntamientos gobernados también por el rojerío más intolerante. Es el momento de ajustar cuentas con el pasado, sin importar distinciones ni reparar en los que fueron llevados al paredón o a la cuneta por el sólo hecho de ser católicos o no simpatizar con el frente popular.
El espíritu reconciliador de la Transición ha sido traicionado por quienes pretenden abrir las dolorosas heridas- hace tiempo cicatrizadas- causadas antes y a raíz de la guerra civil. Fueron derrotados en la misma, y cuando todo estaba olvidado, Zapatero resucitó los tristes recuerdos que ahora los falsos predicadores del diálogo y el cambio quieren avivar.
Franco murió hace cuarenta años, los propios franquistas y sus adversarios propiciaron ejemplarmente el advenimiento de la democracia- con dificultades que hubo que vencer, soslayando reproches y haciendo recíprocas concesiones- pero la nueva " nomenklatura" no puede vivir sin él. Cayó el muro de Berlín, mas esta tropa sigue anclada en el " soviet" que lo levantó, aunque simulen barnizarlo. Como los talibanes, desean arrasar con aquella parte la Historia que no les gusta; mitificando u orillando la suya, plagada de horrores por doquier. Las sempiternas dobles varas de medir.
Ufanos y dogmáticos quieren imponer su menú. Han empezado con el aperitivo. Declinamos compartirlo; es preferible ayunar antes que tragar tamaña pocilga. ¡ Famélica legión! Buen provecho y cuidado con los empachos.
Lo de las calles es una de las mayores estupideces de esta gente.En Madrid están las calles de los generales de las guerras carlistas de ambos bandos y no pasa nada.Pero estos cutres han mamado odio desde pequeños.Todo es mediocridad y odio.¿Porqué hay monumentos en Madrid de gente que se sublevó contra la República legal?Es que no conocen la Historia o no quieren conocerla.
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