viernes, 24 de julio de 2015

EL “ DESAHUCIO” DEL REY EMÉRITO.

 

Barcelona: ¡ Quién la ha visto y quién la ve ! Ha pasado de ser considerada como la ciudad abierta, avanzada en la modernidad y la cultura, luminaria del "seny" catalán y de los exquisitos modales, a empezar a ser conceptuada en gran parte del resto de España, y por un número mayoritario de los propios barceloneses, como antítesis o paradigma de lo contrario. Y es que a la señorial Ciudad Condal quieren revestirla de aldeana quisquillosa, paleta y maleducada, con ínfulas y añoranzas republicanas de amargos recuerdos. No es así, pero de esta guisa la representan los munícipes que ahora la gobiernan, esforzándose con descaro y desaforado empeño político sectario por hacerla irreconocible.

En uno más de los muchos despropósitos perpetrados por los ediles de la Junta de Gobierno en su cortísima andadura, fue  "desahuciado" ayer del salón de plenos del Ayuntamiento de Barcelona- del que es alcaldesa la activista de los antidesaucios y adalid antisistema Ada Colau- el busto del rey emérito Juan Carlos I. El pretexto peregrino dado por el primer teniente de alcalde Gerardo Pisarello quien dirigió " in situ" la retirada del busto, es que la presencia del rostro esculpido es una " anomalía" desde que renunció a la Jefatura del Estado (anomalía es que la "efigie" del actual Rey y Jefe del Estado no esté colocada en " lugar preferente del salón de sesiones", norma de obligado cumplimiento para todos los ayuntamientos), y que hay una "sobredimensión de la iconografía monárquica" en el interior del consistorio y en la vía pública barcelonesa. También ha dicho que se retirará, entre otros, el nombre de la plaza dedicada al ex monarca.

Excusas no faltan para encubrir la realidad subyacente: el odio visceral a la monarquía y a lo español, que ha germinado en ellos con rabia iconoclasta. Se trata de borrar el pasado y el actual que no les gusta, e imponer a capricho sus alocadas preferencias. Esta es la eclosión de la libertad democrática, de la pacífica convivencia y de la no menos interesada interpretación histórica que pregonan. Contra la cerrazón de esas mentalidades obtusas y sus "razones" es inútil contraargumentar, por lo que nos ahorramos la tentación de hacerlo.

Para mayor escarnio, efectuaron el " desahucio" el mismo día en que el Rey Felipe VI, hijo de Juan Carlos I, presidía en Barcelona la entrega de los despachos a la nueva promoción de jueces e instaba en su discurso a acatar y hacer cumplir la legalidad. Sus palabras fueron aplaudidas por el resto de la mesa presidencial- incluso por Artur Mas, aunque lo hizo sólo en señal de obligada cortesía protocolaria-, con la única excepción de Ada Colau, que jugueteaba nerviosa e incómoda con sus dedos. Debería estar pensando en cómo escenificar el " desahucio", que hubo que repetirlo para que las cámaras de televisión lo grabaran sin fallos, y así quedar inmortalizada para la Historia la " heroica azaña".

Pues nada, moza, a la tuya. Ni tú podías llegar a más, ni Barcelona a menos contigo y " compis" de la misma camada. Es cosa incomprensible, llegar a donde habéis llegado, que posibilita el Estado democrático social y de derecho en el que os ciscáis, impulsado por la Corona que detestáis ¡ Qué hedor !

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