Al exprimido y sufrido contribuyente español- descartamos a los que tienen por norma defraudar al fisco- le van a dar una vuelta de tuerca más, para aportar 10.OOO millones de € al rescate de Grecia. No se nos ha devuelto el mayor préstamo anterior aún, y hemos de contribuir al fondo común europeo con esta nueva inyección dineraria de improbable retorno, la anterior y la prevista.
Bien está aliviar las penurias de un país miembro de la UE, pero se revuelven las tripas cuando en el de los helenos ha habido durante años tanta mangancia e interesado descontrol. No es para presumir con lo acaecido en el nuestro, que tiene deudas mayores y demasiados desaguisados en su haber; pero al menos se han puesto las bases para iniciar la recuperación y zurcir los descosidos, que puede conseguirse si no se tuercen las cosas.
El Parlamento griego ha respaldado las durísimas y necesarias condiciones impuestas por Bruselas y aceptadas por Tsipras, mientras que en sus alrededores las protestas en su contra se expresaban con violencia incendiaria. A nadie le gusta apretarse el cinturón y menos que le obliguen a hacerlo, mas los dirigentes " podemitas" de Syriza- ahora divididos por lo que consideran bajada de pantalones de su máximo líder y Primer Ministro Alexís Tsipras- abusaron del populismo desafiante y engañaron a la población con falsas promesas, activando el victimismo y la bandera de la falsa dignidad.
Todo sigue en el aire en Grecia; su futuro inmediato es impredecible. Europa apuesta para que siga en la Unión, pese a justificados recelos; Estados Unidos y la OTAN están interesados en ello. Y los españoles- que no estamos a salvo de reveses, con demasiado paro a cuestas aún y diversos frentes políticos y sociales abiertos- debemos hacer lo posible para que Grecia intente salir del hoyo, aunque nos dirija reproches infundados.
Por quijotes y solidarios: ¡ A rebuscar en los maltrechos bolsillos!; aunque sólo fuera por " Hoy por ti, mañana por mí", o porque " A la fuerza ahorcan".
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