Todo son especulaciones sobre el resultado de la moción de censura contra Mariano Rajoy, impulsada por Pedro Sánchez y que tendrá lugar mañana. Se desconoce la realidad de las componendas y las promesas que, de tapadillo, se vienen tejiendo para conseguir el apoyo o el rechazo a la misma.
Se visualiza el deseo de desbancar a Rajoy alegando motivos diferentes, aunque el desencadenante final es la sentencia judicial por el caso “Gurtel”, en la que se dice que el testimonio testifical del Presidente del Gobierno no ofreció credibilidad- no dice que haya prestado falso testimonio-, a la vez que en aquélla se hace responsable civil de partícipe a título lucrativo al PP, por una cantidad de dinero no desorbitada. Esta formación política no está conforme, habiendo anunciado que recurrirá al TS.
Uno se pregunta, con juicio por medio o sin él, qué político destacado ofrece credibilidad, sobre todo si se tienen en cuenta sus contradicciones e incoherencias. Al final no queda más remedio que guiarse por los hechos y la declaración de intenciones. Así y todo las dudas subsistirán. Ello sin contar con las diferentes varas de medir que practican los políticos.
Conociendo la trayectoria y los proyectos de Sánchez- profundizar en el Estado autonómico, el federalismo, la nación de naciones,etc.-, a los independentistas y a las izquierdas radicales les resultaría más rentable que ocupara la Moncloa. Les sería más fácil arrancarle concesiones y sacarle mayor jugo al agrio limón, ya de por sí demasiado chupeteado. ¿ Y qué pasaría con España? Pues probablemente lo que está sucediendo en Italia, pero con el agravante de nuestros demonios intestinos.
En fin, “ ¿ Qué será, será ? Lo que sea ya sonará “.
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