En política-también en otros campos - no basta con tener razón. Hay que demostrarlo con hechos y datos. Pero aun cuando aquélla se complementa con éstos, la argumentación no cala por igual en la opinión pública; quedándose cada cual con la versión más propicia a su interés, o a su modo de pensar y sentir. Los distintos posicionamientos ideológicos suelen llevar, en muchas ocasiones, a “ mantenella y no enmendalla “, siendo un impedimento para la contención verbal desmesurada y para ponderar la parte de razón que pueda tener el contrincante o adversario.
Los casos de crispación que se producen en el Parlamento, repercuten y se extienden al resto de la sociedad, que desea la ejemplaridad de sus representantes y la resolución de los problemas más acuciantes que la embargan. Conviene que los ánimos se apacigüen y haya unión para la búsqueda y consecución del bien común. No es mucho pedir, aunque parece que es ” predicar en el desierto “.
Por decir que no quede; sin perjuicio de la valoración de los episodios y personajes concretos que prefiera cada cual. Nada se pierde al ponderar.
Punto de encuentro en el que confluyen opiniones y reflexiones con el afán de aportar un granito de arena al bien de España, de su unidad y lengua universal, la fraternal concordia, recuperar valores ya en el olvido y reivindicar las raíces cristianas de Occidente. Para ello es preciso tomar postura, aspirar a ser un actualizado CRUZADO cuyas armas sean la palabra, la pluma y ejemplar ciudadanía.
jueves, 25 de octubre de 2018
CRISPACIÓN POLÍTICA
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