lunes, 8 de octubre de 2018

SOBRE LAS AUTONOMÍAS

La mayor parte del común piensa que las Autonomías comportan un gasto inasumible, no respondiendo a las expectativas para las que se instituyeron. Por lo general, el proceso descentralizador, vistos los resultados a día de hoy, ha originado insatisfacción en amplias capas de la sociedad, que no perciben los beneficios esperados o sólo determinados aspectos puntuales. Los comentarios al respecto son “ el pan nuestro de cada día “, salvo en las diversas clases políticas-estén en los gobiernos o en la oposición- y en los correspondientes funcionarios, cuyo número ha venido aumentando sin parar. A ellos hay que sumar los “ agraciados digitalmente “, que se alimentan también del maná autonómico repartido a espuertas.

El constitucional Estado de las Autonomías ha devenido, aparte de los conocidos nacionalismos exacerbados, en fuente de conflictos, insolidaridades y distintas leyes y obligaciones respecto a los impuestos, al igual que una reivindicación constante ante los sucesivos Ejecutivos centrales, convirtiendo el solar patrio en reinos de taifas. Pese a ello, parece muy improbable la reconducción legal de tanto desmadre. A pesar de las buenas intenciones que pueden subyacer en los partidarios de poner orden ante los desmadres producidos. Hoy por hoy, suman más las formaciones políticas para que todo siga igual, que las partidarias, con matices, de revertir la situación y recentralizar algunas de las competencias cedidas o delegadas.

La cercanía al ciudadano y la resolución de los problemas que demandan se garantizan mejor por los Ayuntamientos- los de las megaciudades es otro cantar-, coordinados, supervisados y ayudados por las Diputaciones. Los deseos de ampliar facultades, mando y control motiva que algunos gobiernos autonómicos pretendan eliminarlas.

En fin, así siguen las cosas: convirtiendo la España inspiradora de poemas, cantares de gestas, amores y desencantos, en no se sabe qué ni cómo acabará. Convendría que todos tuviéramos en cuenta lo que dijo John Kennedy: “ No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, pregunta lo que tú puedes hacer por tu país “ . La cuestión es acertar en la elección de lo que cada uno puede hacer.

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