Hoy, en el 43 aniversario de la muerte de Francisco Franco, elevamos una plegaria a Dios en recuerdo del difunto. Su testamento a los españoles lo inició así : “ Al llegar para mí la hora de rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante su inapelable juicio pido a Dios que me acoja benigno a su presencia, pues quise vivir y morir como católico. En el nombre de Cristo me honro, y ha sido mi voluntad constante ser hijo fiel de la Iglesia, en cuyo seno voy a morir “ .
Rezar por los difuntos, para que Dios les conceda la misericordia y les acoja en su seno, es una práctica cristiana, que se extiende, incluso, para los que no creyeron en Él o no procuraron seguir los preceptos evangélicos. Cuando alguno de éstos fallece, con independencia de cuál haya sido su vida terrenal, los corazones buenos desean el “ descanse en paz y obtenga la misericordia divina “. Por ello adquiere un significado especial cuando la súplica se eleva por quien quiso “ vivir y morir como católico “.
Los juicios terrenales sobre las personas pueden ser justos o no. Sólo Dios dicta el juicio final. Hoy se han elevado muchos rezos por Francisco Franco. Que su alma goce con la contemplación divina, y a su cuerpo que le dejan reposar en paz.
Punto de encuentro en el que confluyen opiniones y reflexiones con el afán de aportar un granito de arena al bien de España, de su unidad y lengua universal, la fraternal concordia, recuperar valores ya en el olvido y reivindicar las raíces cristianas de Occidente. Para ello es preciso tomar postura, aspirar a ser un actualizado CRUZADO cuyas armas sean la palabra, la pluma y ejemplar ciudadanía.
martes, 20 de noviembre de 2018
EN EL 43 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE FRANCO
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