viernes, 30 de noviembre de 2018

HABLANDO DE ESPAÑA

El carácter español, impregnado por tantas culturas diferentes que aquí se asentaron por mayor o menor tiempo, tiene rasgos y singularidades propias. Pasa de la alegría- el tópico de país de “ pachanga y pandereta...,” según Antonio Machado, a la tristeza; del optimismo al pesimismo; de rememorar gestas gloriosas de su historia a criticarlas y asumir la leyenda negra; del traje de fiesta al color negro del luto; y se podría seguir con otros ejemplos más. Tal vez todo lo dicho sea repetición de estereotipos acuñados durante años, y habría que admitir que “ ni tanto ni tan calvo “, así como procurar eludir la exaltación excesiva y el negativismo desproporcionado.

Cualquiera que sea nuestra idiosincrasia, lo cierto es que nuestro país es maravilloso, un privilegio de la naturaleza- pese a los problemas económicos, políticos y de orden social, que de vez en cuando se dan -. Vale la pena vivir en él, gozar de sus bondades y sentir como propio cada lugar de sus regiones. La diversidad dentro de la unidad enriquece España. Si acaso nos sobra algo es el aldeanismo excluyente y un individualismo excesivo. Así pues, desterremos la autoflagelación y la crítica por sistema. Que el abrazo fraternal prevalezca sobre la confrontación.

Viene a la memoria el verso que escribió el poeta catalán Joaquín Bartrina:

“ Oyendo hablar un hombre, fácil es

saber donde vio la luz del sol.

Si alaba Inglaterra, será inglés

Si os habla mal de Prusia, es un francés

y si habla mal de España... es español.”

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