Haría falta un cambio radical en Cataluña para que el deterioro político-social, económico y el ostracismo del castellano fueran remitiendo allí, lo que no se vislumbra ni a corto ni largo plazo. Los resultados electorales de anteayer no albergan dichas esperanzas, tanto si como consecuencia de los mismos gobierna el conglomerado secesionista, como si lo hace Illa, quien es correa de transmisión de Pedro Sánchez, que con tal de mantenerse en el poder no tiene escrúpulos en hacer concesiones ni de rodearse de malas compañías
El antiespañolismo ha ido creciendo en las
últimas décadas con independencia de quien gobernase en la Nación, llegándose al
deplorable e indeseado estado en el que a los catalanes que además se sienten
españoles se les discrimina, boicotea y vilipendia, siendo estigmatizados en una
sociedad dividida, quebrándose las relaciones familiares y de amistad en muchos
casos.
En ello ha influido la enseñanza educativa,
centrada primordialmente en la manipulación y desinformación impartida a los
escolares, sin importarles su corta edad y las resistencias de algunos
profesores, actuando tal “ docencia “ como una secta destructiva antiespañola. ¿
Cómo se desprograma a los abducidos por ella ? Se requeriría, además de años,
voluntad y empeño para conseguirlo, como también la exigencia firme de que se
acate y cumpla la legalidad, así como las sentencias judiciales en su integridad
contra los infractores, lo que parece una entelequia. Con todo, hay que ser
persistentes para que ésta se convierta algún día en realidad, aunque no lo
veamos los ya entrados en años.
Si durante años se ha cultivado el odio a España, ahora se empiezan a recoger los frutos. Difícil solución tiene la "papeleta". Retornar las competencias en Educación al Gobierno Central y cerrar las televisiones autonómicas/despilfarradoras y secesionistas podría ser un principio, pero a ver quién le pone el cascabel al gato.
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