lunes, 17 de mayo de 2021

CAMBIO DE " LOOK "

  

 
 
 
El cambio de “ look “ de Pablo Iglesias, al cortarse el pelo y desprenderse del moño, ha sido objeto de muchos comentarios e, incluso, de alguna comparación con cierta semejanza a una fotografía de Lenin en su juventud. Sí que se parecen las fotografías de ambos: la reciente del primero y la antigua del segundo. Viéndolas, los dos aparentan un aspecto apacible, modosito, nada agresivo ni violento, aunque ya se sabe cómo se las gasta Iglesias y las gastó Lenin, salvando la distancia de tiempo, lugar y los medios utilizados antaño por el bolchevismo. Habría que ver de lo que hubiera sido capaz de hacer Iglesias en la II república y durante nuestra última guerra civil, si hubiera vivido en dichas épocas y tenido capacidad de decisión. Sabiendo las monstruosidades que llevaron a cabo entonces el Frente Popular y el comunismo, es fácil de imaginar. Pero aquello ya es historia, aunque algunos pretendan falsificarla y blanquear los desmanes de las izquierdas, echando todas las culpas a las derechas, a la Falange y al ejército sublevado en la contienda civil.
 
Con la Transición se produjo la reconciliación, el olvido y el perdón, si bien, posteriormente, el ex presidente socialista Zapatero empezó por abrir las heridas ya cicatrizadas, y en eso continuó el Ejecutivo de Pedro Sánchez, del que fue vicepresidente Pablo Iglesias. Este ha cambiado de “ look”, pero mantiene su ideología marxista-populista. Se pronunció, antes de pisar la moqueta del poder, contra la casta privilegiada y capitalista, y ahora forma parte de la misma. Quiso acabar con los medios libres, y pronto lo veremos- según se dice - produciendo y conduciendo programas televisivos del emporio de Roures, colmando su ambición de estar al frente de uno de ellos, siguiendo con sus consabidas peroratas neocomunistas para socavar el actual Régimen constitucional.
 
Si se mira de refilón y lateralmente el cambio de “ look” de Iglesias, parece guardar cierta semejanza con el desdichado “ pequeño Nicolás”. Este se hacía pasar por agente del CNI, y aquél quería controlarlo. El “ Nicolasín “ es un fantasioso, tramposillo y pobre chico. Iglesias, salvo el improbable y casi imposible caso de que se caiga del caballo como Saulo de Tarso, seguirá con su particular guerra contra el orden legalmente establecido, aunque se aprovecha de él. Es de los del colmillo retorcido, y sus dentelladas duelen y hacen sangrar.

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