Los repetidos desplantes y ofensas al Rey por
parte del Gobierno autonómico de Cataluña, de algunas otras autoridades de dicha
región y del conglomerado secesionista de la misma, son una falta de lealtad
institucional, de respeto al Jefe del Estado, carencia de la más elemental
cortesía y una falta grosera de educación. No pueden justificarse apelando al
sentimiento nacional-independentista, que no es censurable de por sí, salvo que
se exteriorice por procedimientos ilegales contra la unidad de España o con
menoscabado injurioso de la figura real. Pero, ¿ qué se puede esperar de quienes
fueron capaces de dar un golpe de Estado, considerado como sedición, y fueron
condenados sus protagonistas conocidos por el Tribunal Supremo ? A ellos y a sus
afines les puede más la visceralidad que la razón, siguiendo con el delirio de
la República Independiente de Cataluña.
El Rey Felipe VI desempeña su función con
neutralidad política y de forma ejemplar, siendo incluso cortés con los que le
vilipendian o ignoran. Su comportamiento exquisito, como Rey de todos los
españoles, es reconocido y aplaudido por la inmensa mayoría de éstos. Dirigió su
trascendental mensaje a la Nación, en defensa de la legalidad constitucional, el
3-10-2017, a raíz de los graves sucesos secesionistas en Cataluña, ya que
nuestra Carta Magna establece en su artº 2 que “ La Constitución se fundamenta
en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de
todos los españoles...”. Sus palabras escocieron a los que cometieron, alentaron
o se identificaron con aquellas acciones subversivas, no olvidándolas. “ Ladran,
luego cabalgamos “, reza un dicho. El Rey “ cabalga “ por encima de los
agravios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario