Son conocidas las patadas al diccionario que suele dar la vicepresidente del Gobierno Carmen Calvo en el Parlamento, llegando incluso a decir palabras que tienen significado opuesto al que desea expresar. Parece ser que ello obedece a que le sacan de quicio los reproches de la oposición, a los que responde de forma airada y sin controlar el uso correcto de los vocablos. Así, por ejemplo, dijo que Fernando Simón tenía “ expertitud “ en vez de experiencia. Pero fuera del ámbito parlamentario ha tenido también su fallos gramaticales, ya que como desveló el diario “ El Independiente “, en su tesis doctoral se detectaron “ 179 erratas y 30 faltas de ortografía “, lo que induce a pensar que arrastra un vicio o desconocimiento lingüístico desde su etapa juvenil de estudiante.
Dado que el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, en su gira por Iberoamérica, ha pedido a los españoles que seamos “ magnánimos “ con los indultos a los golpistas catalanes, la Sra. Calvo debería ir con tiento si hace seguidismo de tal término, no sea que diga “ magmánimos “, “ maláninos “, “ manánimos “ u otro “ hazmerreir “ similar. Advertida está.
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