Viperina “ lengua suelta ”;
aguanta firme las riendas
de tu boca, presta a la
a la maledicencia.
Gozas injuriando
a muchos que no conoces;
lesionando su dignidad,
estima y fama.
Tus palabras “ van a misa “;
son sentencias sin apelación.
Te crees tus propias mentiras;
elucubras sobre todo y todos;
no das el brazo a torcer
ni opción a la réplica en contra.
Hastiados de tus peroratas maníacas,
tus conocidos se alejan de ti,
quedándote sólo con tu rencor.
Al pronto vas a la busca
de otro espécimen como tú;
o de un incauto al que embaucar.
La soledad te aplasta;
te impulsa a salir y alternar.
Pasa el día; la noche en casa te
agobia,
pasándola en vela.
Amanece, sales y un día nuevo
para seguir dando la tabarra.
¡ Cuánta gente hay así,
merecedora de compasión !
Cuando les pase momentáneamente
el desquiciado frenesí mental;
¿ reflexionarán que son presa de él
y se propondrán contenerlo ?
Cuando enjuiciemos su proceder,
hagámoslo sin maldad, y pensemos
qué les ha llevado a ser como son.
Busquemos el contrapeso de su lado
bueno,
que tiene que haberlo.
Excusen las “ lenguas sueltas “ lo
expuesto
sin odio ni rencor, a nadie en concreto se
dirige.
Refleja un aspecto más de la realidad de la vida
y
la complejidad dispar del ser humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario