España partida por la mitad.
Ganó el Frente Popular,
concertado contra el Nacional.
Las “ compras “ de voluntades
propiciaron la victoria,
dando vía libre a Sánchez,
para dejar de ser Presidente en
funciones
y continuar, como electo, en la
Moncloa.
Rehén por sus compromisos
adquiridos,
si pretende agotar legislatura,
tendrá que cumplirlos.
Más a grifo abierto que a
cuentagotas.
El travestismo político de esta extraña
figura,
aliándose con los partidarios de fragmentar la
Nación,
no es nuevo ni sorprendente.
Responde a su indigencia moral y psicópata
ambición.
Solivianta, enfurece y crispa
a “ quienes no le hacen el caldo gordo
“.
Levanta un muro contra el PP y VOX,
señalándolos como apestados.
Ofrece mesa y mantel a los
separatistas,
bolivarianos, bilduetarras y demás chusma
radical.
Recibe interesados aplausos, halagos, besos y
abrazos
de la tropa “ sanchista “. Más les vale “
bailarle el agua ”
que ignorarle o discrepar de él.
Su inusual formar de ser y actuar,
tal vez escape a la humana
psicología.
Consultar a un exorcista procedería
por si estuviera poseído por un diabólico
mal.
Cualquiera que sea su dolencia,
hay que seguir luchando legalmente contra
él,
hasta frenarle y apearle del totalitario
poder.
Emular quiere a Luis XIV de Francia;
el déspota del “ El Estado soy yo “.
Pretende que ninguna Institución esté por encima
de él.
Elevándose a lo más alto,
huye y esconde su atormentada personalidad.
Hombre peligroso que, en mala hora, nos ha
gobernado
y va a “ continuar en el tajo “.
Para España, una calamidad.