El Adviento, tiempo de oración y
esperanza;
es preparación espiritual, para purificar los
corazones
y celebrar con alegría el nacimiento del hijo de
Dios.
En la Nochebuena empieza la Navidad.
José no encontró posada para él y
María.
En un humilde establo, la Virgen dio a
luz
a Jesús el Salvador.
Acoger al Niño,
hacerlo nuestro y con Él vivir,
es seguir la Estrella que guió hasta
Belén.
Jesús es la luminaria celestial, que brilla en la
oscuridad
y reconforta en los pesares.
Es la mejor ayuda para sobrellevar los
males.
En lo que queda del Adviento, se acerca el
Advenimiento
del Enviado por el Padre.
Tristes recuerdos, trágicos avatares recientes
y alegrías espirituales desbordantes
afloran con mayor intensidad en las
Navidades.
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