Pasó lo que era de esperar.
En el Congreso federal socialista
no hubo autocrítica alguna.
Sí, aplausos a rabiar,
triunfalismos sin medida,
reivindicaciones progresistas
y promesas de largo e incierto fiar.
Los anatemas contra las derechas
y el victimismo en general,
marcas de la factoría sanchista,
se prodigaron hasta la saciedad.
Ovaciones a Griñán, mutis
respecto al fraude de los ERES;
de las otras investigaciones en
curso
por corrupciones, nada que comentar.
Cierre de filas con el autócrata
“ capitán “ y su clan.
Finalizada la función,
por dentro iba la “ procesión “.
Las mentes barruntaban:
¿ Habrá servido para algo
la teatral representación ?
¿ Hasta cuándo seguirá
la bicoca del poder ?
¿ O un vendaval la echará a perder ?
No hay apuestas. Todo podría
suceder.
Mientras tanto a chupar del bote
a todo correr.
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