Mira al Crucificado.
Desgarrado por el dolor,
dijo “ Padre, todo se ha consumado
“,
y expiró.
Tembló la tierra, se resquebrajó
el templo de Jerusalén.
El centurión, afligido y
atormentado,
proclamó: “ Verdaderamente Éste era
el Hijo de Dios “.
Al cuerpo de Jesús, lo bajaron de la
cruz.
Le dieron sepultura y al tercer día
resucitó.
Ascendió al Cielo, sentándose
a la derecha del Padre.
Con su pasión y
muerte,
cargó con las culpas del
Mundo.
Al final de los tiempos regresará
glorioso,
para juzgar a vivos y muertos.
Misterio insondable, asumido por la
Fe.
Reconforta la Esperanza de la Misericordia
Divina,
Tabla de Salvación para los
arrepentidos.
¡ Perdónanos, Señor !
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