Franklin Roosevelt, presidente USA,
dijo : “A lo único que debemos
tenerle
miedo es al miedo mismo “.
En la vida hay que tener coraje y no
ser pusilánime, para hacer frente
a la injusticia, a la opresión, a la
merma
de libertades, a los sentimientos
personales
y a los nobles ideales que brotan del
corazón.
Juan Pablo II, tras ser elegido Papa,
exhortó
con voz potente a la muchedumbre
reunida
en la plaza de San Pedro: “ No tengáis
miedo,
abrid las puertas a Cristo “.
El cultivo de la Fe refuerza la
Esperanza
y el valor espiritual, para vencer el
miedo
y abrir a Cristo las puertas de par en
par.
Que Él sea nuestro guía y cimiento de nuestras vidas ,
y podamos hacer nuestro el Salmo 23:
“ El Señor es mi pastor, nada me hace falta: en
verdes
praderas me hace recostar; me conduce hacia
fuentes
tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el
sendero
justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada
temo,
porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me
sosiegan “.
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