“ No hay un animal más peligroso
que el animal herido “, salvo las
numerosas excepciones conocidas.
Los que se acoplan al patrón
entrecomillado,
atacan con furia, arremeten y se
ensañan
cuando se ven perdidos y
acorralados.
Su pretensión es vencer y
sobrevivir.
Lo dicho sirve como símil para
una especie
política y su máximo jerarca,
cuya gobernanza egoísta y descarriada se
basa
en el “ ordeno y mando “, el “ sí porque sí
“.
“ Hacer mangas y capirotes “ y lo que
le “ da la real gana “, mantenidas en el
tiempo,
no son fortalezas, sino debilidades y
llagas
por sus prolongadas malas mañas.
Si aún resiste, es por sus nocivas “ compañas
“.
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