Hay tradiciones gastronómicas
en las diversas etapas del año.
En la Semana Santa, por lo
de la abstinencia, la costumbre
que, aunque menos, persiste,
es abstenerse de comer toda
clase carne y los derivados
de ella, como, por ejemplo,
sus vísceras, los embutidos
y el tocino, al igual que las
comidas con tales ingredientes.
Todo ello se suele suplir con
el potaje de vigilia, arroces con
bacalao,
la sopa de ajo, garbanzos con
espinacas, el atascaburras
y diversos guisos de pescado.
La lista es larga, no pudiendo
faltar las famosas torrijas
y las cocas con nueces y pasas.
Cada región o zona tiene sus
especialidades,
que se han ido implantando en las
vecinales
o en todas las restantes.
Había y hay listillos pudientes, que
guardan la abstinencia con suculentas mariscadas.
Y si de esto se trata, aunque sean o no
creyentes,
las comen con gula durante todo el
año
algunos destacados políticos y
sindicalistas,
a costa de los contribuyentes.
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