La “ Dana bursátil “ ha menguado
el valor de las acciones,
produciendo
insospechadas e imprevistas caídas.
Los inversores se han alarmado,
saliendo escaldados, al disminuir
sus, grandes o chicas, acumuladas
ganancias.
Es el riesgo que se corre al jugar en
bolsa
u otros productos financieros:
unas veces se pierde y otras se
gana.
Cuando vienen mal dadas,
conviene, siempre que se pueda,
mantener lo que queda, esperar
a que las desbordadas aguas vuelvan
a su cauce, con los altibajos
normales,
para poder recuperar la inversión
perdida.
Que se consiga o no, es otro cantar,
que los avezados asesores
no pronostican con seguridad.
Tener más o menos dinero, no implica
ser mejor persona o peor.
El apreciado e inmutable valor, emana del
desprendimiento
personal, que fluye del corazón,
dispensando
caridad, bondad y amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario