domingo, 22 de junio de 2025

 Cuando las bombas explotan

 
y los ataques se extienden,
 
se intensifican las reproches
 
entre los contendientes,
 
haciéndose oídos sordos
 
a los llamamientos por la paz.
 
Cuando la furia se ha desatado,
 
no importa quién empezó primero
 
ni las intenciones esgrimidas;
 
cada beligerante aduce sus razones,
 
bien o mal argumentadas,
 
defendidas o rechazadas,
 
sin que haya coincidencia ni objetividad
 
a la hora de opinar y enjuiciar.
 
Hay que remontarse a los antecedentes,
 
para aproximarse a las embestidas
 
correspondientes, actuales o por venir,
 
y si, al final , se concertarán acuerdos
 
o se producirá el holocausto nuclear.
 
A la vista está el enfrentamiento bélico
 
entre Israel, apoyado por Trump, e Irán;
 
empeñados los ayatolás persas y algunos
 
terroristas islamistas, en enterrar, bajo el mar,
 
la Tierra Prometida por Yahvé a Abraham, de la que
 
“ fluye leche y miel “.
 
Dejamos la evocación bíblica, para volver al inicio,
 
y unirnos al llamamiento del Papa, León XIV,
 
en favor de la Paz.
 
Que reine la concordia y la hermandad,
 
desterrando de la Humanidad la locución
 
latina: “ Lupus est homo homini “( Lobo
 
es el hombre para el hombre ).

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